Existen múltiples tipos de glaucoma, afecciones oculares que pueden resultar en pérdida permanente de la visión y ceguera. Si bien las causas específicas no están completamente claras, se sabe que esta enfermedad que daña el nervio óptico puede ser hereditario y existen otros factores de riesgo bien establecidos. Además, hay síntomas importantes a considerar si usted está en riesgo. ¿Qué más debes saber? En el siguiente artículo te detallamos más información al respecto.
¿El glaucoma es hereditario? Esto dicen algunos médicos expertos
La doctora Inas Aboobakar, oftalmóloga especializada en glaucoma de Massachusetts Eye and Ear y docente en la Facultad de Medicina de Harvard, enfatiza el fuerte componente genético del glaucoma. «Las personas con antecedentes familiares enfrentan un riesgo significativamente mayor. De hecho, estudios indican que tener un familiar de primer grado (padre o hermano) con glaucoma incrementa el riesgo de desarrollar la afección entre tres y trece veces.»
Diversos estudios señalan un mayor riesgo de glaucoma entre hermanos afectados que entre padres e hijos. No obstante, como explica la doctora en mención, los antecedentes familiares no son una garantía de desarrollo o ausencia de la enfermedad. Si bien más del 50% de los casos de glaucoma son hereditarios, una proporción considerable no tiene este origen.
Por otro lado, el Dr. Daniel Petkovsek, especialista en glaucoma, enfatiza que los antecedentes familiares son un factor de riesgo clave. Por lo tanto, si un familiar cercano padece glaucoma, es imprescindible que te realices una revisión de la vista.
Además, si tienes un familiar directo diagnosticado con glaucoma, es vital que consultes a un oftalmólogo. La Dra. Mary Qiu, especialista en glaucoma, señala que el riesgo aumenta significativamente en personas con antecedentes familiares, especialmente si son padres, hijos o hermanos.

Tipos de glaucoma que pueden ser hereditarios
Es importante conocer más a detalle estos tipos comunes de glaucoma que pueden presentarse en familias. Por eso, consultar el historial médico familiar es útil para identificar riesgos de enfermedades. Aun así, no todos pueden acceder a esta información, y su precisión puede variar.
El tipo más común de glaucoma, el primario de ángulo abierto (GPAA), representa el 90 % de todos los diagnósticos. Un historial familiar de la enfermedad es un riesgo significativo. Se caracteriza por una acumulación de fluido en el ojo, que incrementa la presión y perjudica el nervio óptico.
El drenaje deficiente del líquido ocular, causado por una obstrucción del iris, provoca el glaucoma primario de ángulo cerrado. Dos factores de riesgo clave son la etnia y los antecedentes familiares.
Ahora, cuando el pigmento del iris se libera y obstruye el flujo de líquido ocular, se desarrolla el glaucoma pigmentario. Investigaciones recientes vinculan varias mutaciones genéticas con esta enfermedad.
Causado por mutaciones o trastornos genéticos, el glaucoma congénito es un tipo poco común que se desarrolla en la primera infancia o está presente desde el nacimiento.
¿Si hay antecedentes familiares con glaucoma, cómo podemos reducirla?
El glaucoma es incurable e imposible de prevenir; sin embargo, su detección y tratamiento temprano son clave para evitar una mayor pérdida de visión. En caso tenga antecedentes familiares, es importante y de urgencia agendar una cita con su oftalmólogo, para poder hacer un correcto monitoreo de la presión ocular y el nervio óptico para detectar cualquier desarrollo temprano de la enfermedad.
Tanto la Academia Estadounidense de Oftalmología (AAO) como la Sociedad Estadounidense de Glaucoma (AGS), sugieren un examen ocular completo, con detección de glaucoma, a partir de los 40 años. No obstante, esta edad puede adelantarse a los 35 años, o antes, si hay antecedentes familiares de la enfermedad.
Qué conclusión podemos dar sobre el glaucoma hereditario
La prevención del glaucoma se basa en exámenes oculares constantes. Después de leer este artículo, es importante identificar si hay antecedentes familiares de primer grado. En caso sea confirmado, es aconsejable un examen ocular completo y una prueba de detección con un oftalmólogo después de los 40 años. La realización de estas revisiones cada uno o dos años facilita la detección temprana y el inicio del tratamiento por parte de tu especialista.