¿Por qué personas ven perfectamente de lejos, pero batallan para leer un libro, mientras que otras necesitan acercarse para reconocer un rostro a distancia? Probablemente, estés frente a dos de los errores refractivos más comunes: la miopía y la hipermetropía. Sé que comprender estas diferencias es el primer paso para encontrar la solución visual que mejor se adapte a tus necesidades. Quiero guiarte a través de las particularidades de cada una, sus implicaciones y las diversas opciones que tenemos hoy para corregirlas.
La miopía: cuando el mundo cercano es claro, pero el lejano se difumina
Si eres de los que ve sin problemas la pantalla de tu móvil o el texto de un libro, pero al levantar la vista, los letreros de la calle o los rostros a distancia se vuelven borrosos, es muy probable que tengas miopía. En términos sencillos, este diagnóstico ocurre porque la luz que entra en tu ojo se enfoca delante de la retina, en lugar de directamente sobre ella. Esto puede deberse a que el globo ocular es demasiado largo de adelante hacia atrás, o porque la córnea es demasiado curva.
¿Cómo sé si tengo miopía? Además de la visión borrosa de lejos, podrías experimentar dolores de cabeza, fatiga visual o la necesidad de entrecerrar los ojos para intentar ver mejor los objetos distantes. Si estos síntomas te suenan familiares, es crucial que consultes a un profesional de la salud visual. Un examen ocular completo es la única forma de confirmar el diagnóstico y determinar el grado de tu miopía.

Hipermetropía: el desafío de la visión cercana y la claridad distante
Por otro lado, si eres de los que tiene que estirar el brazo para poder leer el menú de un restaurante o las letras pequeñas de un envase y, sin embargo, ves nítidamente los objetos lejanos, es probable que la hipermetropía sea la responsable. En este caso, la luz que entra en tu ojo se enfoca detrás de la retina. Esto ocurre generalmente porque tu globo ocular es más corto de lo normal, o porque la córnea es demasiado plana.
Aunque la visión de lejos puede ser buena en casos leves, la hipermetropía puede generar una tensión constante en tus ojos, ya que están trabajando más de lo normal para enfocar, especialmente de cerca. Dentro de los síntomas se pueden encontrar la fatiga visual, dolores de cabeza frontales, visión borrosa o dificultad para enfocar objetos cercanos.
¿Qué opciones hay para corregir tu visión?
Afortunadamente, vivimos en una era con una amplia gama de soluciones para la miopía y la hipermetropía. La elección de la mejor opción dependerá de tu estilo de vida, el grado de tu error refractivo, tu edad y tus preferencias personales.
- Las gafas son la forma más sencilla y común de corregir ambos errores refractivos. Están diseñados para desviar la luz y enfocarla correctamente sobre tu retina. Para la miopía se utilizan lentes cóncavas (divergentes), y para la hipermetropía, lentes convexas (convergentes).
- Los lentes de contacto ofrecen un campo de visión más amplio y sin los marcos de las gafas. Son ideales para actividades deportivas o para quienes prefieren una estética sin gafas. Existen diversas opciones, desde lentes diarias desechables hasta de uso prolongado, y para astigmatismo (tóricos) o presbicia (multifocales).
- La cirugía refractiva (LASIK o PRK) se trata de una solución a largo plazo que reduce o elimina la necesidad de gafas o lentes de contacto. Estas son el LASIK (Laser-Assisted In Situ Keratomileusis), que remodela la córnea para corregir el enfoque; y el otro es el PRK (Queratectomía Fotorrefractiva), que también remodela la córnea, pero sin crear un colgajo.
Recuerda, la salud de tus ojos es invaluable. Un diagnóstico temprano y la elección de la corrección adecuada pueden mejorar significativamente tu calidad de vida.