Si vives con glaucoma, sabes que el uso de gotas oftálmicas es una parte vital de tu tratamiento para controlar la presión intraocular. Pero, ¿qué pasa si, además de tener glaucoma, sufres de ojo seco? Es un dilema común y frustrante: las mismas gotas que te ayudan a proteger tu visión pueden, en algunos casos, empeorar los síntomas de sequedad, ardor e irritación. ¿Cómo encontrar el equilibrio perfecto sin comprometer la salud de tus ojos? Tranquilo, aquí te guiaremos a través de este desafío y te daremos las claves para solucionarlo.
¿Por qué las gotas para el glaucoma pueden causar o empeorar el ojo seco?
El ojo seco es una afección que ocurre cuando tus lágrimas no son suficientes para lubricar y nutrir la superficie del ojo. Los síntomas van desde una sensación de arenilla o cuerpo extraño hasta picazón, enrojecimiento y visión borrosa. Ahora, si ya padeces de ojo seco, las gotas para el glaucoma pueden ser un problema añadido. ¿Por qué? La mayoría de las formulaciones de gotas contienen conservantes, como el cloruro de benzalconio (BAK). Estos conservantes son esenciales para prevenir el crecimiento de bacterias en el frasco, pero pueden ser agresivos para la superficie ocular.
El uso prolongado de gotas con conservantes puede dañar las células de la córnea y la conjuntiva, alterar la capa lipídica de la película lagrimal y desencadenar una inflamación crónica. Este daño a largo plazo no solo empeora el ojo seco, sino que también puede afectar la calidad de tu visión y la comodidad diaria.
Por ello, si sientes que tus ojos están más irritados, rojos o secos después de empezar tu tratamiento para el glaucoma, es crucial que hables con tu oftalmólogo. No estás solo en esta situación, y existen soluciones.

¿Cómo solucionar el problema de las gotas y el ojo seco?
La buena noticia es que no tienes que elegir entre controlar tu glaucoma y aliviar el ojo seco. Existen varias estrategias que tu especialista puede considerar para ayudarte a encontrar una solución que funcione para ti.
1. Cambia a gotas sin conservantes: En los últimos años, la industria farmacéutica ha desarrollado alternativas de gotas para el glaucoma sin conservantes. Son una excelente opción si eres particularmente sensible a los conservantes o si tu ojo seco es severo. Discutir con tu oftalmólogo la posibilidad de cambiar a una opción sin conservantes es el primer paso.
2. Utiliza lubricantes oculares (lágrimas artificiales): Un recurso muy efectivo es complementar tu tratamiento para el glaucoma con el uso de lágrimas artificiales. Lo ideal es utilizar lágrimas sin conservantes, especialmente si las usarás varias veces al día.

3. Tratamientos para el ojo seco de alta tecnología: Si tu ojo seco es crónico y severo, y las lágrimas artificiales no son suficientes, tu médico puede sugerir tratamientos más avanzados. También existen procedimientos como la oclusión de los puntos lagrimales, que consiste en colocar pequeños tapones para evitar que las lágrimas drenen del ojo demasiado rápido.
4. Ajusta tu estilo de vida: Hay hábitos diarios que pueden marcar una gran diferencia. Beber suficiente agua, usar un humidificador en casa y evitar ambientes con aire acondicionado o calefacción muy fuertes pueden ayudar. Además, si pasas mucho tiempo frente a una pantalla, recuerda aplicar la regla 20-20-20: cada 20 minutos.
El dilema entre tratar el glaucoma y manejar el ojo seco es real, pero no insuperable. El secreto está en una comunicación abierta y honesta con tu oftalmólogo. Explica detalladamente tus síntomas y juntos podrán encontrar el plan de tratamiento más adecuado que proteja tu visión y te ofrezca la comodidad que mereces. La salud de tus ojos es una inversión a largo plazo, y con el enfoque correcto, puedes mantenerlos hidratados y saludables por muchos años más.