Glaucoma ceguera irreversible tensión ocular

La tensión ocular o Presión Intraocular (PIO) es un término que escuchamos con frecuencia en la consulta oftalmológica, pero cuya comprensión está rodeada de mitos peligrosos. En el ámbito de la salud visual, la creencia de que existe un «número mágico» que garantiza la ausencia de enfermedad es la trampa más común, especialmente cuando hablamos del glaucoma, la segunda causa de ceguera irreversible a nivel mundial, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Con el respaldo de la experiencia oftalmológica y datos de fuentes oficiales, desglosaremos la diferencia real entre una PIO normal y una alta, y por qué enfocarse solo en el número puede ser fatal para la salud de tu nervio óptico.

¿Cuál es realmente la tensión ocular normal?

La noción popular apunta a que cualquier valor de PIO entre 10 y 21 milímetros de mercurio (mmHg) es «normal». Si bien este rango es el más común en aproximadamente el 90% de la población, la realidad clínica es mucho más matizada y crucial para la detección temprana de enfermedades.

El gran mito es que una PIO dentro de este rango garantiza que una persona está libre de riesgo de padecer glaucoma. Esto es rotundamente falso. La oftalmología moderna reconoce el Glaucoma de Tensión Normal (GTN), donde el daño al nervio óptico y la consecuente pérdida de campo visual ocurren con presiones intraoculares que se mantienen dentro del rango estadísticamente «normal» (inferiores a 22 mmHg). Por esta razón, el diagnóstico de glaucoma no solo depende de la PIO, sino de la evaluación integral del nervio óptico y del campo visual.

El umbral de alerta, hipertensión ocular vs. glaucoma

Cuando la medición de la PIO arroja valores consistentemente superiores a 21 mmHg, se diagnostica Hipertensión Ocular. Este es el punto donde la «tensión ocular alta» entra en escena, pero es vital entender que no es sinónimo de glaucoma.

  • Hipertensión Ocular (HTO): Se define por una PIO elevada (mayor a 21 mmHg) sin evidencia de daño en el nervio óptico ni pérdida del campo visual. Es el principal factor de riesgo para desarrollar glaucoma, pero muchos pacientes con HTO nunca lo desarrollarán. La vigilancia oftalmológica estrecha es obligatoria en estos casos.
  • Glaucoma: Ocurre cuando la PIO elevada (o incluso «normal» en el caso de GTN) causa un daño progresivo e irreversible al nervio óptico, resultando en una pérdida de la visión periférica que, si no se trata, avanza hacia la ceguera total.

Se estima que aproximadamente 79.6 millones de personas tuvieron glaucoma en 2020, un número que se proyecta que aumentará a 111.8 millones para 2040. Más de la mitad de las personas afectadas desconocen que lo padecen, siendo una enfermedad asintomática hasta fases avanzadas.

El factor de riesgo más importante es, de hecho, la PIO elevada, pero los antecedentes familiares, la edad (mayor de 40 años), la diabetes y la miopía alta son cofactores críticos que se deben evaluar en conjunto.Para cualquier persona con un riesgo moderado (mayor de 40 años, o con antecedentes familiares de glaucoma, miopía o diabetes), la revisión oftalmológica debe incluir: la medición de la PIO, una gonioscopia (para evaluar el ángulo de drenaje), una evaluación del nervio óptico (papila) y una campimetría (examen del campo visual).

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