¿Te han diagnosticado glaucoma y te preocupa si podrás seguir conduciendo? Es una pregunta que muchos se hacen, y la respuesta no es un simple sí o no. Conducir con glaucoma es un tema crucial que requiere una comprensión profunda de la enfermedad y sus efectos en la visión. En esta guía, te explicaremos todo lo que necesitas saber para tomar decisiones informadas y seguras.
¿Cómo afecta el glaucoma a la visión necesaria para conducir?
El glaucoma es una enfermedad que daña progresivamente el nervio óptico, el «cable» que transmite la información visual desde el ojo al cerebro. Este daño suele estar relacionado con una presión intraocular elevada. Lo más preocupante es que, en sus etapas iniciales, el glaucoma es silencioso y asintomático. La pérdida de visión comienza en la periferia, lo que significa que tu campo visual se va estrechando gradualmente, como si estuvieras mirando a través de un túnel.
La pérdida de visión periférica es especialmente peligrosa para la conducción. Un conductor necesita un campo visual amplio para detectar peatones, ciclistas, otros vehículos, señales de tráfico y semáforos a los lados. Si tu visión periférica está comprometida, tu capacidad para reaccionar a peligros inesperados se reduce drásticamente. Además, el glaucoma avanzado puede afectar la agudeza visual (la nitidez de la visión) y la visión nocturna, complicando aún más la conducción en condiciones de baja luminosidad o de noche.

El rol del oftalmólogo: ¿Cuándo dejar de conducir?
Tu oftalmólogo es tu mejor aliado en este proceso. Él o ella no solo te ayudará a gestionar la enfermedad, sino que también evaluará tu capacidad visual para conducir de forma segura. Existen pruebas específicas que miden tu agudeza visual y tu campo visual, como la campimetría o campo visual computarizado. Esta prueba es fundamental para determinar el impacto real del glaucoma en tu visión periférica.
El oftalmólogo te dirá si cumples con los estándares visuales establecidos para la obtención o renovación de la licencia de conducir en tu país.
Es crucial ser honesto con tu médico sobre tus hábitos de conducción y cualquier dificultad que experimentes, especialmente en situaciones de tráfico denso, al cambiar de carril o al estacionar.
Algunos consejos para conducir de forma segura si tienes glaucoma
Si tu oftalmólogo te ha dado luz verde para conducir, aún así, es importante que tomes precauciones adicionales para maximizar tu seguridad:
- Visitas regulares: No te saltes tus citas de seguimiento. El glaucoma es una enfermedad progresiva y tu visión puede cambiar con el tiempo. Las revisiones periódicas son esenciales para monitorear cualquier cambio y ajustar tu tratamiento.
- Evita conducir de noche: La visión nocturna es una de las primeras en verse afectada por el glaucoma. El deslumbramiento de los faros y la falta de luz ambiental pueden dificultar la visión y aumentar el riesgo de accidentes.
- Planifica tus rutas: Elige rutas que conozcas bien y evita las zonas de tráfico denso si te sientes inseguro.
- Usa gafas de sol: Las gafas de sol con protección UV pueden ayudar a reducir el deslumbramiento y mejorar el confort visual, especialmente durante el día.
¿Qué ocurre si dejo de conducir?
Dejar de conducir puede ser un cambio difícil y emocional. Sin embargo, es un acto de responsabilidad contigo mismo y con los demás. Afortunadamente, existen muchas alternativas de transporte hoy en día. Puedes utilizar el transporte público, servicios de transporte privado (taxis, VTC), o pedir ayuda a familiares y amigos.
Muchas comunidades también ofrecen servicios de transporte para personas mayores o con discapacidades visuales. Explorar estas opciones te ayudará a mantener tu independencia y tu vida social activa sin poner en riesgo tu seguridad.