¿Alguna vez has notado un crecimiento inusual en la parte blanca de tu ojo, acompañado de una molesta sensación de picazón o enrojecimiento? Puede que te estés enfrentando a un pterigión, una afección ocular que, aunque a menudo benigna, no debe ser ignorada. Conocido popularmente como «carnosidad en el ojo», este problema puede afectar tu visión y tu calidad de vida si no se aborda a tiempo.
El pterigión es un crecimiento de tejido carnoso y vascularizado que se extiende desde la conjuntiva hacia la córnea. Por lo general, se forma en la esquina del ojo más cercana a la nariz, pero también puede aparecer en el lado opuesto. Es un problema común, especialmente en climas cálidos y soleados, y está estrechamente relacionado con la exposición prolongada a la radiación ultravioleta.
¿Cómo saber si tengo un pterigión? Los síntomas más comunes
La forma más evidente de un pterigión es el crecimiento visible de tejido sobre la esclerótica. Sin embargo, no es el único signo. Es importante que prestes atención a los siguientes síntomas, ya que pueden indicar que la afección está progresando:
- Uno de los síntomas más notorios es el enrojecimiento persistente. Esto se debe a que el pterigión está lleno de vasos sanguíneos que se inflaman, que puede ser constante o agudizarse con el tiempo, especialmente después de una exposición intensa al sol, al viento o al polvo.
- La sensación de tener un cuerpo extraño en el ojo es muy común. El pterigión puede causar una irritación constante, lo que te lleva a frotarte los ojos, agravando aún más el problema.
- A medida que el pterigión crece, puede invadir la córnea. Si esto sucede, la forma de la córnea se altera, provocando astigmatismo y afectando tu capacidad para ver con claridad. Es posible que notes que tu visión se vuelve cada vez más borrosa.
- Puede parecer contradictorio, pero el pterigión puede causar tanto sequedad como un lagrimeo excesivo. La irritación que provoca afecta la película lagrimal, que es esencial para mantener el ojo lubricado.
- Otro síntoma muy frecuente es la sensación de ardor o quemazón, que te indica que algo no va bien en la superficie de tu ojo.

Cuáles son los factores de riesgo y cómo prevenir el pterigión
Si bien la causa exacta del pterigión no se conoce completamente, la evidencia científica apunta a la exposición a la luz ultravioleta (UV) como el principal factor de riesgo. Personas que viven en climas tropicales o que pasan mucho tiempo al aire libre tienen una mayor probabilidad de desarrollarlo.
La buena noticia es que, al ser la radiación UV el factor de riesgo más importante, es posible tomar medidas preventivas. La más efectiva es usar gafas de sol de alta calidad con protección UV. Esto no solo te protegerá del pterigión, sino también de otras afecciones como las cataratas o la degeneración macular.
¿Hay un tratamiento para el Pterigion?
Varía según la gravedad de los síntomas. Para casos leves, el oftalmólogo puede recomendar el uso de gotas lubricantes para aliviar la sequedad y la irritación. Si hay una inflamación significativa, es posible que se receten gotas con esteroides por un período corto.
Sin embargo, si el crecimiento es muy grande, causa visión borrosa o es estéticamente molesto, la opción más común es la cirugía de extirpación. Este procedimiento, realizado por un cirujano oftalmólogo, es ambulatorio y suele tener una recuperación rápida.
Es fundamental que sea un especialista quien determine si la cirugía es necesaria. Tras la intervención quirúrgica, es recomendable el uso de un injerto de conjuntiva del mismo paciente para reducir el riesgo de que el pterigión vuelva a crecer.