Aunque suene a examen complejo, la angiografía sin contraste es una de las pruebas más modernas para evaluar la salud ocular sin necesidad de inyecciones o colorantes. A diferencia de la angiografía fluoresceínica tradicional, este procedimiento utiliza tecnología OCT-A (angiografía por tomografía de coherencia óptica), que permite obtener imágenes detalladas de los vasos sanguíneos de la retina y la coroides de forma rápida, indolora y completamente segura.
Gracias a esta técnica, los especialistas pueden detectar enfermedades oculares en etapas tempranas —cuando aún no hay síntomas visibles— y así prevenir complicaciones graves como pérdida de visión o daño irreversible del nervio óptico.
Una revolución diagnóstica sin agujas ni contraste
La angiografía tradicional requiere inyectar un colorante fluorescente en el brazo para observar la circulación sanguínea dentro del ojo. En cambio, la angiografía sin contraste (OCT-A) elimina ese paso, capturando el movimiento de los glóbulos rojos a través de imágenes de alta resolución.
Según la American Academy of Ophthalmology (AAO), esta tecnología permite analizar el flujo sanguíneo en las distintas capas de la retina sin riesgos alérgicos o efectos secundarios. Además, su precisión ha convertido a la OCT-A en una herramienta clave para el diagnóstico y seguimiento de múltiples enfermedades, entre ellas:
- Glaucoma: Permite detectar una reducción en la densidad vascular del nervio óptico y la mácula, incluso antes de que el daño estructural sea visible.
- Retinopatía diabética: Identifica áreas con falta de irrigación (isquemia) o formación de vasos anómalos, sin necesidad de contraste.
- Degeneración macular asociada a la edad (DMAE): Ayuda a visualizar neovasos o alteraciones en la circulación subretiniana.
- Oclusiones venosas o arteriales: Revela microobstrucciones que pueden pasar inadvertidas en otros exámenes.
Un artículo publicado en el Journal of Ophthalmology destaca que la OCT-A tiene una sensibilidad comparable a la angiografía con fluoresceína para diagnosticar enfermedades de la retina, pero con la ventaja de no requerir inyección ni dilatación prolongada.
¿Cuándo se recomienda una angiografía sin contraste?
Tu oftalmólogo puede sugerir este examen si existen signos de alteraciones vasculares en el fondo de ojo o si ya se tiene una condición diagnosticada que requiere seguimiento, como glaucoma, diabetes o hipertensión ocular. También es útil después de cirugías o tratamientos láser para evaluar la recuperación del tejido ocular.
La prueba dura pocos minutos: el paciente coloca la barbilla en un soporte y debe mantener la mirada fija mientras la máquina realiza un escaneo con luz infrarroja. No produce molestias ni efectos secundarios, por lo que se puede retomar la rutina de inmediato.
De acuerdo con el National Eye Institute (NEI), este tipo de imágenes ayudan a los médicos a “visualizar cambios en la circulación retiniana incluso antes de que aparezcan daños visibles o síntomas clínicos”, lo que mejora el pronóstico y permite tratamientos más oportunos.
Una herramienta clave en el diagnóstico temprano
Cada vez más clínicas incorporan la angiografía sin contraste como parte de los controles preventivos, especialmente en personas con glaucoma o factores de riesgo vascular. Su capacidad para mostrar la microcirculación en tiempo real la convierte en una aliada para la detección precoz, la planificación del tratamiento y la evaluación de su eficacia.
La detección temprana sigue siendo la mejor estrategia para conservar la visión. Si notas cambios en tu vista o tienes antecedentes familiares de enfermedades oculares, pide una evaluación completa que incluya este examen.
En Glaucoma Lima Center, nuestros especialistas en retina y glaucoma cuentan con equipos de angiografía OCT-A de última generación, capaces de detectar alteraciones vasculares mínimas antes de que produzcan síntomas. Agenda tu cita y realiza un control preventivo con la tecnología más avanzada para cuidar tu salud visual.
