El desprendimiento de retina es una emergencia oftalmológica grave que, si no se trata a tiempo, puede llevar a la pérdida permanente de la visión. Aunque puede sonar intimidante, comprender qué es, quiénes están en riesgo y cómo actuar puede marcar la diferencia. En este artículo, desglosaremos todo lo que necesitas saber sobre esta afección, desde sus síntomas hasta las opciones de tratamiento y las estrategias de prevención.
¿Qué es el desprendimiento de retina y cómo afecta a nuestra visión?
Primero vayamos al contexto. La retina es una capa fina de tejido sensible a la luz ubicada en la parte posterior del ojo, actúa como el «sensor» de una cámara, convirtiendo las imágenes que vemos en impulsos eléctricos que el nervio óptico envía al cerebro. Cuando la retina se desprende, se separa de la capa de vasos sanguíneos que la nutre, impidiendo que funcione correctamente.
Esto interrumpe la capacidad del ojo para procesar la luz, resultando en visión borrosa, sombras o, en casos graves, la pérdida total de la visión en el ojo afectado. Existen principalmente tres tipos de desprendimiento de retina:
- Desprendimiento regmatógeno: Es el tipo más común y ocurre cuando se forma un pequeño desgarro o agujero en la retina, permitiendo que el líquido del vítreo (el gel transparente que llena el ojo) se filtre por debajo de la retina.
- Desprendimiento exudativo: Menos común, se produce cuando el líquido se acumula debajo de la retina sin que haya un desgarro. Esto puede ser causado por inflamación, tumores o trastornos vasculares.
- Desprendimiento traccional: Ocurre cuando el tejido cicatricial en la superficie de la retina se contrae y tira de la retina, separándola de su posición normal. Es más frecuente en personas con diabetes avanzada.

¿A qué edad se presenta y quiénes tienen mayor riesgo? Estadísticas y factores de riesgo
Si bien el desprendimiento de retina puede ocurrir a cualquier edad, la incidencia tiende a aumentar con la edad. La mayoría de los casos de desprendimiento de retina regmatógeno ocurren en personas mayores de 50 años. Sin embargo, es crucial destacar que no es exclusivo de este grupo etario. Diversos factores de riesgo pueden aumentar la probabilidad de desarrollar un desprendimiento de retina:
- Edad avanzada: como se mencionó, el riesgo aumenta con la edad, especialmente después de los 50.
- Miopía alta: las personas con miopía severa tienen ojos más largos, lo que adelgaza y estira la retina, haciéndola más propensa a desgarros.
- Cirugía previa de cataratas: aunque es una cirugía segura y común, el riesgo de desprendimiento de retina aumenta ligeramente después de una cirugía de cataratas, especialmente en los primeros meses.
- Traumatismo ocular: un golpe directo en el ojo o la cabeza puede causar un desgarro o desprendimiento de retina.
- Antecedentes familiares de desprendimiento de retina: si tienes un familiar cercano que ha experimentado un desprendimiento de retina, tu riesgo puede ser mayor.
- Otras enfermedades oculares: trastornos como la retinopatía diabética, el síndrome de Marfan o la retinosquisis pueden aumentar el riesgo.

Síntomas de alerta: reconócelos y actúa rápidamente
El desprendimiento de retina no suele causar dolor; sin embargo, los síntomas de advertencia suelen aparecer antes de que ocurra un desprendimiento completo o cuando este ya ha comenzado. Reconocer estos signos y buscar atención médica de inmediato es crucial para preservar la visión. Presta atención a los siguientes síntomas:
- Aparición repentina de «flotadores» (moscas volantes): son pequeños puntos, hilos o telarañas que parecen flotar en tu campo de visión. Un aumento repentino y significativo en el número de flotadores puede ser una señal de alerta.
- Destellos de luz (fotopsias): sensación de ver relámpagos o luces intermitentes, especialmente en la visión periférica. Estos destellos suelen ser más notorios en la oscuridad.
- Visión borrosa o distorsionada: tu visión puede volverse turbia o las líneas rectas pueden parecer onduladas.
- Cortina o sombra oscura que avanza sobre tu campo de visión: este es un signo de que la retina se está desprendiendo y, a medida que avanza, una «cortina» oscura puede bloquear progresivamente tu visión.
- Pérdida súbita de la visión lateral (periférica): puedes notar que no puedes ver tan bien por los lados.
- Si experimentas cualquiera de estos síntomas, considera esto una emergencia médica y busca atención oftalmológica de inmediato. Cada minuto cuenta cuando se trata de un desprendimiento de retina.

Opciones de tratamiento y prevención: protegiendo tu visión
El tratamiento del desprendimiento de retina siempre implica cirugía, y el tipo de procedimiento dependerá de la gravedad y el tipo de desprendimiento. El objetivo es volver a colocar la retina en su posición normal y sellar cualquier desgarro o agujero.
Los procedimientos para reparar un desprendimiento de retina incluyen la retinopexia neumática, que implica inyectar una burbuja de gas en el ojo para reposicionar la retina y sellar el desgarro con láser o criopexia. Otra opción es la vitrectomía, donde se extrae el gel vítreo y se reemplaza con gas, aire o aceite de silicona para mantener la retina en su lugar, siendo adecuada para casos más complejos o con hemorragia. Finalmente, el cerclaje escleral consiste en coser una banda alrededor del ojo para aliviar la tracción y permitir que la retina se asiente.
El pronóstico después de la cirugía es generalmente bueno si se trata a tiempo. La tasa de éxito de una sola operación para el desprendimiento de retina es de aproximadamente el 85% al 90%, según la American Academy of Ophthalmology (AAO), sin embargo, la recuperación de la visión puede ser variable y dependerá de factores como la duración del desprendimiento y si la mácula (la parte central de la retina responsable de la visión detallada) se vio afectada.
En cuanto a la prevención, aunque no siempre es posible evitar un desprendimiento de retina, hay medidas que puedes tomar para reducir tu riesgo:
Especialmente si tienes factores de riesgo como miopía alta o antecedentes familiares, los exámenes anuales con un oftalmólogo pueden detectar desgarros retinianos antes de que evolucionen a un desprendimiento. Además, es recomendable usar gafas protectoras al practicar deportes de contacto o al realizar actividades que puedan poner en riesgo tus ojos.
Si tienes diabetes, controla tus niveles de azúcar en sangre para prevenir la retinopatía diabética, que puede llevar a un desprendimiento traccional. Por otro lado, si notas cualquier síntoma de los mencionados anteriormente, no los ignores y busca atención médica de urgencia.
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