Perú, con su impresionante geografía, invita a explorar la majestuosidad de los andes, desde Cusco hasta Huaraz, donde la altitud supera con creces los 2.500 metros sobre el nivel del mar. Para un paciente con glaucoma, una neuropatía óptica progresiva, estos viajes no son solo una experiencia cultural, sino un reto médico que exige una preparación meticulosa.
El glaucoma, la primera causa de ceguera irreversible en el Perú y el mundo, afecta a casi el 3% de la población peruana, con más del 50% de los afectados sin un diagnóstico, según fuente oficial del Ministerio de Salud del Perú (MINSA). Para aquellos bajo tratamiento, la variación de la presión atmosférica en las alturas puede generar interrogantes cruciales sobre la presión intraocular (PIO).

El efecto de la altitud en la presión intraocular (PIO)
Contrario a la intuición o a la preocupación inicial, múltiples estudios y el consenso general indican que la PIO tiende a disminuir a medida que aumenta la altitud. Este fenómeno se atribuye a la menor presión barométrica, que influye en la dinámica de fluidos del ojo. Algunos investigadores peruanos incluso han postulado que la altitud podría ser un factor protector para el glaucoma, aunque este es un tema de continua investigación.
No obstante, una disminución general de la PIO no significa que no deba existir una vigilancia estricta. La deshidratación asociada a la altura y el esfuerzo físico son factores que deben gestionarse con cautela.
Planificación farmacológica y logística del viaje
La adherencia estricta al régimen de tratamiento es el pilar de la gestión del glaucoma, especialmente en el extranjero o en zonas remotas.
- Siempre debe llevar una cantidad suficiente de gotas oftálmicas para la duración total del viaje, más un extra en caso de imprevistos o retrasos.
- Guarde sus medicamentos en el equipaje de mano junto con una receta o una nota de su oftalmólogo que certifique su necesidad médica, especialmente si viaja en avión, para evitar problemas en seguridad.
- Si usa colirios que requieren refrigeración, asegúrese de llevar una bolsa térmica o consultar a su farmacéutico sobre la estabilidad del medicamento durante el tránsito. El estrés del viaje no debe comprometer la integridad de su medicación.

Precauciones adicionales en la altura, más allá del ojo
El «mal de altura» o soroche afecta a muchos viajeros, y sus síntomas pueden generar una tensión indirecta en la salud ocular. Un manejo adecuado de la adaptación al entorno es vital:
- Evite el esfuerzo físico intenso: al llegar a ciudades como Cusco o Puno, evite cargar objetos pesados o realizar caminatas intensas de inmediato. Los ejercicios de fuerza y las maniobras de Valsalva pueden elevar temporalmente la PIO, un riesgo innecesario para un paciente con glaucoma.
- La altitud a menudo induce deshidratación: Beber abundante agua es fundamental. La deshidratación puede afectar la producción de humor acuoso, aunque el mecanismo exacto es complejo, la hidratación sistémica es vital. Priorice una dieta rica en frutas y vegetales.
- La radiación UV es más intensa en la altura. El uso de gafas de sol de alta calidad con filtro UV es imprescindible para proteger la mácula y las estructuras oculares de los efectos nocivos a largo plazo.
Finalmente, si experimenta cualquier síntoma visual inusual (dolor ocular, visión borrosa súbita, o un aumento en los destellos y moscas volantes), debe contactar de inmediato a su oftalmólogo y buscar atención médica local. La tranquilidad y la comunicación son sus mejores aliados.