Cuando el oftalmólogo sospecha glaucoma, una de las primeras cosas que necesita saber es qué tipo de glaucoma tiene el paciente. Esa diferencia —si el ángulo del ojo está abierto o cerrado— define todo el tratamiento. Para eso existe la gonioscopia, una prueba sencilla, indolora y decisiva que permite observar directamente el sistema de drenaje del ojo, conocido como el ángulo iridocorneal.
En términos simples, la gonioscopia muestra si el “canal de salida” por donde drena el humor acuoso (el líquido interno del ojo) está libre o bloqueado. Según la American Academy of Ophthalmology (AAO), esta observación es fundamental, ya que el glaucoma de ángulo abierto se desarrolla de forma lenta y silenciosa, mientras que el glaucoma de ángulo cerrado puede causar una crisis súbita de dolor, visión borrosa y riesgo de pérdida visual permanente si no se trata de inmediato.
¿Cómo se realiza una gonioscopia?
El examen suele realizarse en el consultorio y dura apenas unos minutos. El oftalmólogo coloca un anestésico en gotas para evitar cualquier molestia y, luego, una lente especial en contacto con la córnea. Esta lente tiene pequeños espejos que permiten ver el ángulo del ojo con claridad.
Durante la prueba, el médico puede mover ligeramente la lente para observar distintas zonas, y gracias a la iluminación de la lámpara de hendidura evalúa si el ángulo está abierto, cerrado o parcialmente obstruido.
Según la Glaucoma Research Foundation, esta evaluación ayuda a clasificar el tipo exacto de glaucoma y decidir el mejor tratamiento: desde medicamentos y láser hasta cirugía. Además, la gonioscopia también detecta otras anomalías del ángulo, como adherencias o depósitos pigmentarios, que podrían aumentar el riesgo de presión ocular elevada.
Por qué no debe postergarse esta evaluación
Aunque muchas personas asocian el glaucoma solo con la presión ocular alta, conocer el tipo de ángulo es igual de importante. De hecho, un ángulo cerrado no siempre presenta síntomas previos y puede desencadenar una crisis súbita con visión borrosa, halos de colores y dolor intenso.
Realizar una gonioscopia de forma oportuna permite prevenir emergencias o pérdidas visuales irreversibles. Por eso, los especialistas recomiendan incluir en la evaluación oftalmológica completa, sobre todo en pacientes mayores de 40 años, con antecedentes familiares de glaucoma o con ojos anatómicamente pequeños.
En Glaucoma Lima Center, el equipo médico utiliza tecnología avanzada y experiencia especializada para evaluar el tipo de ángulo de cada paciente, garantizando diagnósticos precisos y tratamientos personalizados que protegen la visión a largo plazo.
