Si te has sometido recientemente a una cirugía de cataratas, es posible que hayas notado que tu ojo se ve un poco inflamado. Es una situación que puede generar preocupación, pero la buena noticia es que, en la mayoría de los casos, la inflamación es una parte normal del proceso de recuperación.
La cirugía de cataratas, aunque es un procedimiento muy seguro y efectivo, implica manipular los delicados tejidos del ojo para extraer el cristalino opaco y reemplazarlo por un lente intraocular. Esta manipulación causa una respuesta inflamatoria natural en tu cuerpo, similar a la hinchazón que podrías experimentar en cualquier otra parte del cuerpo después de una cirugía. En este artículo, vamos a responder a las preguntas más comunes sobre este tema y a darte información valiosa para que sepas qué esperar.
¿Por qué mi ojo se inflama después de la cirugía de cataratas?
La inflamación es una respuesta biológica del cuerpo a un trauma o lesión. En este caso, la «lesión» es el procedimiento quirúrgico. Hay varios factores que contribuyen a la inflamación postoperatoria.
Primero hay que saber que durante la cirugía, se realizan microincisiones y se utiliza ultrasonido para disolver la catarata. Estos pasos, aunque mínimamente invasivos, activan las células inmunes del ojo, liberando mediadores inflamatorios que causan la hinchazón y el enrojecimiento.
El nuevo lente que se implanta en tu ojo es un cuerpo extraño. Aunque los LIO modernos están hechos de materiales biocompatibles, tu ojo necesita un tiempo para adaptarse y «aceptarlo», y esta adaptación puede estar acompañada de una leve inflamación.
Finalmente, en un porcentaje muy bajo de casos, una inflamación excesiva podría ser señal de una complicación, como una infección o un síndrome de toxicidad del segmento anterior (TASS, por sus siglas en inglés). Es por eso que el seguimiento postoperatorio con tu oftalmólogo es crucial.

¿Cuánto tiempo dura la inflamación del ojo?
La mayoría de las personas experimentan la mayor parte de la inflamación durante las primeras 24 a 48 horas después de la cirugía. Después de este período, la hinchazón comienza a disminuir progresivamente.
Tu oftalmólogo te recetará gotas oftálmicas antiinflamatorias (esteroides y AINEs) que son clave para controlar esta respuesta. Es vital que sigas las instrucciones de tu médico al pie de la letra y no te saltes ninguna dosis.
- En la primera semana, la inflamación y el enrojecimiento disminuyen considerablemente. Notarás una mejora significativa en tu visión.
- Desde el segundo a cuarto mes, la inflamación residual, conocida como edema macular cistoideo, puede persistir en algunos casos, aunque generalmente es asintomática. Tu visión debería ser estable y clara.
- A partir del tercer mes, el ojo debería haber sanado por completo. Si la inflamación persiste o empeora después de un tiempo, es fundamental que contactes a tu médico inmediatamente.
¿Cómo puedo reducir la inflamación y acelerar la recuperación?
Además de usar las gotas que te recetó tu médico, hay otras medidas que puedes tomar para ayudar a tu ojo a sanar más rápido:
- Evita frotarte el ojo
- Protege tu ojo
- Descansa y evita esfuerzos
- Mantén una higiene adecuada
- No te automediques
La recuperación post-cirugía de cataratas es un proceso gradual. Es importante ser paciente y seguir todas las indicaciones médicas. La mayoría de las personas recuperan su visión y vuelven a sus actividades normales en un plazo muy corto.

¿Cuándo debo preocuparme y contactar a mi médico?
Si bien la inflamación es normal, hay señales de alerta que no debes ignorar. Llama a tu oftalmólogo de inmediato si experimentas cualquiera de los siguientes síntomas:
- Un dolor que no mejora con analgésicos de venta libre.
- Si tu visión se vuelve borrosa de repente después de haber mejorado inicialmente.
- Si el ojo se vuelve más rojo o la hinchazón se hace más pronunciada en lugar de disminuir.
- Si notas una secreción espesa y amarillenta.
- Sensibilidad extrema a la luz (fotofobia)
Estos síntomas podrían ser indicativos de una infección postoperatoria o de una complicación que requiere atención médica inmediata. La detección temprana es clave para preservar tu visión.