Posiblemente, te has sometido o estás a punto de someterse a una cirugía ocular, ya sea por glaucoma (la causa más frecuente), cataratas o algún otro procedimiento para mejorar su visión. Es natural que sienta un poco de preocupación por el postoperatorio, y es bueno que se informe. Hoy quiero hablarte de un tema que, aunque es poco común, es crucial conocer: el síndrome de hipotensión ocular postoperatoria. No quiero alarmarte, sino empoderarte con conocimiento de alto valor.
Cuando hablamos de salud ocular, la mayoría de las personas piensan en la temida presión alta (hipertensión ocular) o el glaucoma. Sin embargo, en el postoperatorio, el problema puede ser justo el opuesto: una presión intraocular (PIO) demasiado baja. Se considera hipotonía cuando la PIO desciende por debajo de 6 mmHg (milímetros de mercurio), siendo el rango normal generalmente entre 10 y 20 mmHg.
Este descenso excesivo de la presión, si se mantiene en el tiempo, puede iniciar un «síndrome» con consecuencias serias, incluyendo la pérdida de visión. Por eso, el seguimiento postoperatorio con su oftalmólogo es absolutamente fundamental.

¿Por qué disminuye la presión ocular después de la cirugía?
Para entender este síndrome, debemos recordar cómo funciona el ojo. La presión se mantiene por un delicado equilibrio entre la producción de un líquido llamado humor acuoso (producido por el cuerpo ciliar) y su drenaje. Tras una cirugía, este equilibrio puede alterarse.
La causa más frecuente de hipotensión postoperatoria se da en las cirugías filtrantes para el glaucoma, como la trabeculectomía o la implantación de dispositivos de drenaje. El objetivo de estas cirugías es justamente crear una nueva vía para que el humor acuoso salga del ojo, disminuyendo así la PIO.
Pero, ¿qué pasa si el drenaje es demasiado eficiente o si hay una disfunción en la producción del líquido? Estas son sus principales causas:
- Fuga de la ampolla de filtración: Después de la cirugía de glaucoma, se forma una pequeña ampolla bajo la conjuntiva por donde drena el humor acuoso. Si esta ampolla se fisura o tiene una pared muy delgada, puede haber una filtración excesiva, llevando a una caída drástica de la PIO.
- Hipofunción del cuerpo ciliar: El trauma o la inflamación postoperatoria (uveítis) puede hacer que el cuerpo ciliar (la estructura que produce el humor acuoso) trabaje menos de lo necesario.
- Desprendimiento coroideo: La PIO baja puede hacer que se acumule líquido bajo la coroides (la capa vascular del ojo), causando su desprendimiento y contribuyendo aún más a la reducción de la presión.

Las señales de alerta que no debes ignorar
El peligro del síndrome de hipotensión es que, en algunos casos, puede ser asintomático o manifestarse con síntomas sutiles que se confunden con el proceso de curación normal. No obstante, hay signos clínicos que usted debe vigilar y reportar de inmediato a su oftalmólogo:
- Disminución notable y persistente de la agudeza visual
- Dolor ocular o sensación de molestia anormal
- Visión borrosa o distorsionada (Metamorfopsia)
- Hinchazón de la córnea o pliegues en la retina
¿Qué tratamientos son buenos para la recuperación?
El tratamiento para el síndrome de hipotensión ocular postoperatoria siempre depende de la causa subyacente y de la gravedad de la bajada de presión. En muchos casos, sobre todo si la hipotensión es leve y temporal, el ojo se cura por sí solo y la presión se normaliza a medida que el proceso de cicatrización avanza. Esto es lo más común.
Sin embargo, si la presión se mantiene peligrosamente baja, el oftalmólogo actuará con estrategias específicas, como por ejemplo:
- Si existe una fuga, el médico puede aplicar tratamientos no invasivos, como lentes de contacto terapéuticas o suturas compresivas, para sellar la ampolla y permitir su cicatrización.
- En ciertos casos, se pueden inyectar sustancias para rellenar el ojo y aumentar temporalmente el volumen y, por ende, la presión.
- Si el manejo conservador falla y la presión baja compromete la visión, puede ser necesaria una revisión quirúrgica. Esto puede implicar suturar o revisar la ampolla de filtración o el área de drenaje para hacerla menos permeable, o tratar un desprendimiento coroideo.
El pronóstico de este síndrome es generalmente bueno si se diagnostica y trata a tiempo. El objetivo es restablecer una PIO adecuada para evitar daños irreversibles a las estructuras oculares sensibles, como la mácula y el nervio óptico.
