Hoy quiero hablarte de un tema crucial para tu salud visual: el glaucoma y tu visión periférica. Imagina por un momento que tu vista es un radar que te permite ver el mundo no solo de frente, sino también a tu alrededor. Esa capacidad de ver lo que no está en el centro de tu mirada es lo que llamamos visión periférica.
Ahora, el glaucoma, conocido como el «ladrón silencioso de la vista», daña precisamente esa visión periférica. Por eso, es fundamental entender cómo funciona esta enfermedad, cómo afecta tu campo visual y, lo más importante, cómo podemos detectarla a tiempo para proteger tus ojos. El objetivo en este contenido es darte información de una manera clara y directa, para tener un conocimiento sólido y práctico.

¿Qué es la visión periférica y por qué deberías cuidarla?
Tu visión no es solo lo que ves cuando miras directamente a algo. Es mucho más. La visión periférica, o campo visual, es esa parte de tu vista que te permite captar movimientos y objetos a los lados, sin tener que girar la cabeza o los ojos. Piensa en lo útil que es para conducir, caminar en un lugar concurrido o simplemente para darte cuenta de un obstáculo en tu camino. Sin ella, la vida se volvería una experiencia muy limitada, como si vieras el mundo a través de un tubo.
Esta capacidad es posible gracias a las células fotorreceptoras, como los bastones y los conos, que se encuentran en la retina, especialmente en sus bordes. Estas células captan la luz y la envían a través del nervio óptico a tu cerebro. Si el nervio óptico se daña, como ocurre con el glaucoma, esa información no llega correctamente y empiezas a perder tu campo visual.
El vínculo entre el glaucoma y la pérdida de tu visión periférica
Lo que sucede es que la enfermedad avanza lentamente, como una sombra que va cubriendo tu campo de visión desde los bordes hacia el centro. En las primeras etapas, tu cerebro compensa la pérdida, por lo que no notas que hay algo mal. Es por eso que podrías tener glaucoma avanzado sin siquiera saberlo. La visión central, que usas para leer o ver los detalles de una cara, se mantiene intacta hasta las etapas más avanzadas de la enfermedad, lo que hace que la detección sea aún más difícil sin un examen profesional.
Imagina que tu campo visual se va estrechando poco a poco. Podrías empezar a tropezar con objetos, tener accidentes al conducir o simplemente no notar a las personas que se te acercan por los lados. Esto es lo que se conoce como visión de túnel, una de las consecuencias más severas del glaucoma no tratado. La pérdida de visión por glaucoma es irreversible, lo que subraya la importancia de la prevención y la detección temprana.

¿Cómo se mide el campo visual para detectar el glaucoma?
Si el glaucoma es tan sigiloso, ¿cómo podemos saber si lo tenemos? La respuesta está en los exámenes de la vista regulares. El médico oftalmólogo utiliza una prueba muy importante llamada campimetría visual computarizada.
Durante esta prueba, te sientas frente a un instrumento en forma de cúpula y colocas la barbilla en un apoyo. Se te pide que mires fijamente un punto en el centro. El instrumento emite destellos de luz en diferentes puntos y a varias intensidades dentro de la cúpula. Cada vez que ves uno de estos destellos, presionas un botón. Lo que la máquina hace es mapear tu campo de visión completo para ver si hay áreas donde no puedes ver los destellos de luz, lo que indicaría una posible pérdida de visión periférica.
La campimetría es una herramienta no invasiva e indolora, pero crucial para el diagnóstico y el seguimiento del glaucoma. El resultado es un mapa de tu campo visual que muestra las áreas sanas y las dañadas, ayudando a tu médico a monitorear la progresión de la enfermedad a lo largo del tiempo.
La clave para proteger tu visión: la detección temprana
La única manera de detener el avance del glaucoma y prevenir una pérdida de visión irreversible es a través de exámenes oculares regulares y completos. Es recomendable que los adultos se realicen un examen de la vista completo cada 1 a 2 años, especialmente si tienes factores de riesgo como:
- Antecedentes familiares de glaucoma.
- Tener más de 40 años.
- Ser de ascendencia afroamericana o hispana, ya que tienen un mayor riesgo.
- Tener miopía alta o diabetes.
- Haber sufrido lesiones oculares previas.
Recuerda que la visión perdida por el glaucoma no se puede recuperar, pero un diagnóstico a tiempo y el tratamiento adecuado (con gotas, láser o cirugía) pueden detener o retrasar su avance. Cuida tu visión periférica, es una parte fundamental de cómo ves el mundo.