problemas de visión en adultos mayores.

A medida que sumamos años a nuestra vida, es natural que nuestro cuerpo experimente algunos cambios. Y sí, esto incluye nuestros ojos. Quizás hayas notado que la lectura se vuelve un poco más desafiante, que los colores no son tan vibrantes como antes, o que la luz del sol te molesta más de lo usual. No estás solo. Los problemas visuales comunes en adultos mayores son una realidad, pero la buena noticia es que la mayoría pueden detectarse y manejarse eficazmente.

En este artículo te quiero brindar información clara, precisa y sobre todo, útil, para que puedas comprender mejor lo que le sucede a tu vista y tomar las riendas de tu salud ocular.

¿Por qué nuestra manera de ver cambiar con la edad?

A esto, quiero empezar explicando que el ojo humano es una obra de ingeniería biológica asombrosa. Sin embargo, como cualquier otra parte de nuestro cuerpo, está sujeto al desgaste natural del tiempo. Estos cambios pueden manifestarse de diversas maneras.

Piensa en el cristalino, esa lente natural dentro de tu ojo que te ayuda a enfocar. Con el paso de los años, puede volverse menos flexible, lo que dificulta enfocar objetos cercanos, una condición que conocemos como presbicia. Pero más allá de este diagnóstico, existen condiciones más serias que merecen nuestra atención.

El envejecimiento aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades oculares crónicas, muchas de las cuales, si no se detectan a tiempo, pueden tener un impacto significativo en tu calidad de vida. No se trata de alarmarte, sino de informarte para que puedas ser proactivo.

La presbicia se empieza a notar en el envejecimiento.
La presbicia, conocida como «vista cansada», es la pérdida gradual de la capacidad del ojo para enfocar objetos cercanos. (Foto: Gemini AI / Glaucoma Lima Center)

Las condiciones visuales más comunes en la edad dorada

Existen algunas condiciones que afectan la vida de las personas. Permíteme desglosar las más frecuentes, para que puedas identificar si alguno de estos síntomas te está afectando a ti o a un ser querido.

Las cataratas son, sin duda, una de las afecciones oculares más prevalentes en adultos mayores. Piensa en el cristalino de tu ojo, que debería ser perfectamente transparente, volviéndose opaco o nublado. Esto es lo que sucede con una catarata.

¿Cómo se siente? Es como mirar a través de un parabrisas sucio o empañado. Los síntomas pueden incluir visión borrosa o velada, dificultad para ver de noche (especialmente al conducir por el resplandor de las luces), sensibilidad a la luz y una percepción de los colores menos vívida. La buena noticia es que es un diagnóstico tratable. La cirugía de catarata es un procedimiento común y altamente efectivo, que reemplaza el cristalino nublado por una lente artificial transparente.

Luego está el glaucoma, el «ladrón silencioso de la vista”. Se refiere a un grupo de enfermedades que dañan el nervio óptico, el cual es vital para enviar las imágenes desde el ojo al cerebro. A menudo, está asociado con una presión elevada dentro del ojo.
Lo más preocupante del glaucoma es que, en sus etapas iniciales, no presenta síntomas evidentes. La pérdida de visión, que suele comenzar por la visión periférica, ocurre gradualmente y puede pasar desapercibida hasta que el daño es considerable; por esta razón, los exámenes oculares regulares son cruciales.

Luego está la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), que afecta la macula, la parte central de la retina responsable de nuestra visión detallada y en color. Existen dos tipos: seca y húmeda. La primera es la más común y progresa lentamente, causando un adelgazamiento de la mácula. La segunda es menos frecuente, pero más grave, involucrando el crecimiento anormal de vasos sanguíneos debajo de la retina que pueden filtrar sangre y fluido, dañando rápidamente la mácula.

Existen muchos tipos de cataratas que pueden dañar tu visión.
Entender los diferentes tipos de cataratas es el primer paso crucial para abordar esta condición y recuperar la claridad visual. (Foto: Gemini AI)

Tu mejor defensa será la detección temprana y el manejo

Quizás te estés preguntando, «¿Qué puedo hacer al respecto?». La respuesta es clara: la detección temprana es tu mejor arma. No esperes a que los problemas visuales sean evidentes para buscar ayuda. Mi recomendación es que te realices un examen ocular completo al menos una vez al año, o con la frecuencia que tu oftalmólogo te indique. En este proceso no solo se revisará tu agudeza visual, sino que se evaluará la salud interna de tus ojos, buscando signos de cataratas, glaucoma, DMAE y otras condiciones.

Algo aconsejable también es llevar una dieta saludable, proteger tus ojos con gafas de sol que bloqueen el 99-100% de los rayos UVA y UVB cada vez que estés al aire libre. No fumar, ya que es un factor de riesgo significativo para el desarrollo de cataratas y DMAE y; finalmente, controlar tus condiciones de salud, como la diabetes o la hipertensión, que pueden afectar la salud de tus ojos.

Mi consejo es claro: prioriza la salud de tus ojos. Un diagnóstico temprano de glaucoma puede marcar la diferencia entre mantener tu visión y enfrentarte a una pérdida irreversible. No dudes en programar un chequeo ocular completo con tu oftalmólogo.

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