Persona con síndrome de down

Si usted es padre, cuidador o simplemente se interesa por la salud de las personas con síndrome de Down, es fundamental que conozca la estrecha relación entre esta condición genética y la alta prevalencia de enfermedades oculares. Sabemos de primera mano que una detección temprana y un manejo adecuado pueden marcar una diferencia significativa en la calidad de vida visual.

Las personas con síndrome de Down tienen una susceptibilidad genética que los predispone a desarrollar diversas afecciones oculares, algunas de ellas con una frecuencia notablemente superior a la población general. Esto no significa que todas las personas con esta condición genética experimenten problemas de visión, pero sí subraya la necesidad crítica de un seguimiento oftalmológico regular y exhaustivo.

¿Qué afecciones oculares son más comunes en el Síndrome de Down?

Entender las condiciones más frecuentes nos permite estar alerta y buscar atención médica a tiempo. El primero de ellos pueden ser los erros refractivos (Miopía, Hipermetropía, Astigmatismo). Estos pueden ser los problemas visuales más comunes. Según un estudio de Pediatric Ophthalmology & Strabismus, se estima que el 70% de niños con síndrome de Down presentan algún tipo de estos diagnósticos, y usan como corrección el uso de gafas o lentes de contacto.

Luego está el estrabismo (ojos bizcos). El mismo estudio indica que aproximadamente entre el 20% y el 60% de las personas con síndrome de Down presentan este diagnóstico. La intervención temprana, a menudo con gafas, parches o incluso cirugía, es vital para prevenir la ambliopía (ojo vago) y mejorar la visión binocular.

También está el nistagmo, que se refiere a movimientos involuntarios y repetitivos de los ojos, que pueden ser horizontales, verticales o rotatorios. Aunque no siempre afecta la visión de manera significativa, en algunos casos puede dificultar el enfoque y la lectura.

Después, las cataratas congénitas. La prevalencia en el síndrome de Down es significativamente más alta, estimándose que entre el 3% y el 15% de los recién nacidos con síndrome de Down las desarrollan.

Además, el queratocono en personas con síndrome de Down es marcadamente mayor, con estudios que reportan una prevalencia que oscila entre el 5% y el 30%, en comparación con menos del 1% en la población general. Otro diagnóstico puede ser la obstrucción del conducto lagrimal, que se manifiesta con lagrimeo excesivo y secreción. Esto es más común en bebés con síndrome de Down.

La importancia de la detección temprana y la prevención

Ahora que conocemos las afecciones, permítame enfatizar por qué la prevención y la detección temprana no son solo importantes, sino vitales. Las personas con síndrome de Down pueden tener dificultades para comunicar sus problemas de visión o incluso ser conscientes de ellos, lo que hace que los exámenes oftalmológicos regulares sean la piedra angular de su cuidado ocular.

Recuerden que como padres o cuidadores, ustedes son los mejores observadores. Presten atención a señales como entrecerrar los ojos, frotarse los ojos, sensibilidad a la luz, desviaciones oculares, dificultad para enfocar objetos o lagrimeo excesivo. Cualquier cambio en el comportamiento visual debe ser motivo de consulta con un especialista.

En Glaucoma Lima Center, especialistas en glaucoma y cataratas, la misión es garantizar que cada individuo tenga la oportunidad de ver el mundo de la manera más clara y completa posible. Además, recuerda que los ojos son una ventana al mundo, y en el caso de las personas con síndrome de Down, protegerlos es una inversión invaluable en su desarrollo, aprendizaje y calidad de vida.

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