Las cataratas son una de las principales causas de pérdida de visión en el mundo, pero también una de las más tratables. Cuando el cristalino —la lente natural del ojo— se opaca con la edad, la visión se vuelve borrosa, los colores se apagan y las actividades cotidianas como leer o conducir se vuelven difíciles. Sin embargo, gracias a los avances en la cirugía oftalmológica, hoy miles de personas recuperan su vista y mejoran significativamente su calidad de vida tras una intervención de cataratas.
La cirugía de cataratas es actualmente uno de los procedimientos más seguros y con mayor tasa de éxito en oftalmología. De acuerdo con la American Academy of Ophthalmology (AAO), más del 90 % de los pacientes recupera una visión clara y funcional después de la operación. Pero más allá de los datos clínicos, el cambio que experimentan los pacientes se refleja en su día a día: ver mejor significa volver a disfrutar de los detalles, los rostros y las actividades que habían quedado en pausa.
Ver mejor, vivir mejor: el impacto tras la cirugía
Una de las primeras cosas que los pacientes notan tras la cirugía es el regreso del color y la nitidez. Antes de la operación, los tonos suelen verse amarillentos o apagados; después, los colores vuelven a brillar con intensidad. Según Mayo Clinic, esta mejoría visual se produce casi de inmediato en la mayoría de los casos, aunque la visión continúa afinándose en las semanas siguientes.
La mejora visual también tiene un impacto directo en la independencia y el bienestar emocional. Diversos estudios publicados en la revista Ophthalmology han demostrado que las personas operadas de cataratas muestran una reducción significativa en el riesgo de caídas, depresión y aislamiento social. Esto ocurre porque la visión recuperada les permite retomar actividades como leer, caminar con seguridad o realizar tareas domésticas sin ayuda.
En adultos mayores, este cambio es especialmente notorio. La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce la cirugía de cataratas como una intervención que mejora la calidad de vida y promueve el envejecimiento activo. En muchos casos, los pacientes describen la experiencia como “volver a abrir los ojos al mundo”.
Una recuperación gradual y una nueva etapa visual
La cirugía de cataratas suele realizarse de forma ambulatoria y dura menos de 30 minutos. Durante el procedimiento, el cristalino opaco se reemplaza por un lente intraocular transparente (LIO). Existen distintos tipos de lentes —monofocales, multifocales o tóricos— que se eligen según las necesidades del paciente.
En los primeros días tras la operación, es común notar una leve sensación de arenilla o sensibilidad a la luz, que desaparece rápidamente con las gotas recetadas por el oftalmólogo. Es importante evitar frotarse los ojos, levantar peso o exponerse al polvo mientras el ojo cicatriza. En general, la visión mejora de forma progresiva en las dos primeras semanas, y la recuperación completa puede tardar entre cuatro y seis semanas.
Una de las ventajas más valoradas por los pacientes es la reducción de la dependencia de los anteojos. Con los nuevos lentes intraoculares, muchas personas logran ver de lejos sin necesidad de corrección óptica y solo usan gafas para lectura. Además, al mejorar la percepción de profundidad y contraste, las actividades cotidianas —como manejar o caminar en la calle— se vuelven más seguras.
En Glaucoma Lima Center, acompañamos a cada paciente durante todo el proceso: desde la evaluación previa hasta el control posoperatorio. Contamos con tecnología de biometría ocular de alta precisión para elegir el lente intraocular ideal y garantizar resultados visuales óptimos.
