¿Has notado que tu visión ha cambiado después de someterte a una cirugía de glaucoma? Si bien es normal experimentar algunas fluctuaciones, existe un efecto secundario poco discutido que podría estar afectando tu calidad visual: el astigmatismo inducido. Aunque la cirugía de glaucoma es una herramienta vital para preservar la visión, es crucial entender todos los posibles resultados, incluso los menos comunes.
En este artículo, te explicaremos qué es exactamente el astigmatismo inducido, por qué ocurre tras una cirugía de glaucoma y, lo más importante, qué opciones existen para corregirlo y mejorar tu visión. Nuestro objetivo es darte la información más valiosa y actualizada para que puedas conversar con tu oftalmólogo con total confianza.

¿Qué es el astigmatismo inducido y cómo se relaciona con la cirugía de glaucoma?
Para entender el astigmatismo inducido, primero recordemos qué es. Se trata de un error refractivo común donde la córnea (la capa frontal transparente del ojo) o el cristalino tienen una forma irregular, similar a la de un balón de fútbol americano en lugar de una esfera perfecta. Esto provoca que la luz se enfoque en múltiples puntos en la retina, resultando en una visión borrosa o distorsionada.
Cuando hablamos de astigmatismo inducido, nos referimos a un astigmatismo que no existía o que se modificó significativamente como resultado de una intervención quirúrgica. En el contexto del glaucoma, esto suele ocurrir después de una trabeculectomía, que es la cirugía más común para esta enfermedad. Durante este procedimiento, el cirujano crea una pequeña válvula en la esclera (la parte blanca del ojo) para permitir que el humor acuoso (el líquido del ojo) drene, reduciendo así la presión intraocular.
La cirugía altera la estructura y la tensión de la córnea, que está directamente unida a la esclera. La sutura utilizada o el cambio en la tensión del tejido pueden causar una deformación temporal o permanente de la córnea, lo que se traduce en astigmatismo. Este efecto puede ser más o menos pronunciado dependiendo de la técnica quirúrgica, la reacción individual del tejido ocular y el tipo de sutura utilizada.

Factores de riesgo y su impacto en la visión
Aunque el astigmatismo inducido puede ocurrir en cualquier paciente, ciertos factores aumentan el riesgo. Las suturas son el principal culpable. La forma en que se colocan y la tensión que ejercen sobre el tejido corneal son determinantes.
Otro factor es la cicatrización individual de cada paciente. Algunas personas son más propensas a desarrollar tejido cicatricial excesivo, lo que puede ejercer una presión desigual sobre la córnea y aumentar el astigmatismo.
¿Cómo te afecta esto? El astigmatismo inducido puede manifestarse como visión borrosa, dificultad para ver de noche, deslumbramiento o halos alrededor de las luces. Para algunas personas, puede ser leve y no requerir tratamiento, pero para otras, puede ser lo suficientemente significativo como para afectar sus actividades diarias, como leer o conducir.

¿Qué opciones hay para corregir el astigmatismo inducido?
Si te han diagnosticado astigmatismo inducido después de tu cirugía de glaucoma, no te preocupes. Hay varias soluciones eficaces disponibles para mejorar tu visión.
- Gafas o lentes de contacto: Esta es la solución más común y no invasiva. Los oftalmólogos pueden prescribir lentes cilíndricas en tus gafas o lentes de contacto tóricos para compensar la forma irregular de tu córnea.
- Ajuste de suturas: En algunos casos, si el astigmatismo es severo y está causado por una sutura muy tensa, el cirujano puede optar por cortar o ajustar la sutura en el consultorio. Este procedimiento simple puede liberar la tensión y reducir drásticamente el astigmatismo.
- Cirugía refractiva: Aunque menos común, en situaciones extremas o cuando el astigmatismo es permanente, se pueden considerar opciones quirúrgicas refractivas como la queratotomía astigmática o la cirugía con láser.
El astigmatismo inducido es un recordatorio de que la cirugía de glaucoma, aunque vital, no está exenta de efectos secundarios. La clave para una recuperación exitosa y la mejor calidad visual posible es la comunicación abierta y honesta con tu oftalmólogo. Si notas cambios en tu visión, no dudes en mencionarlo. La detección temprana y el manejo adecuado de este efecto secundario pueden marcar una gran diferencia en tu calidad de vida.