El Síndrome de Ojo Seco (SOS), o queratoconjuntivitis seca, es una enfermedad multifactorial y crónica de la superficie ocular que resulta en síntomas de molestia, alteraciones visuales e inestabilidad de la película lagrimal. En Perú, esta afección ha pasado de ser una simple molestia a un problema de salud pública en aumento, íntimamente ligado a los cambios en el estilo de vida moderno y el entorno ambiental.
Datos oficiales son contundentes: se estima que hasta el 40% de los peruanos sufre de ojo seco y, lo más alarmante, una encuesta reciente en Lima Metropolitana reveló que un contundente 70% de la población desconoce que lo padece y lo normaliza, asumiéndolo como cansancio. El Instituto Nacional de Oftalmología (INO) reporta que el 40% de sus consultas son por casos de Ojo Seco, lo que subraya la alta prevalencia de esta condición en el país.

¿Cuáles son los factores de riesgo en el Perú?
Si bien la edad avanzada, el sexo femenino y las enfermedades autoinmunes como el Síndrome de Sjögren son factores de riesgo universales, la alta incidencia en Perú se potencia por el entorno y los hábitos locales. Los principales detonantes de ojo seco en la población peruana incluyen:
- Uso prolongado de pantallas digitales: La inmersión en smartphones, tabletas y computadoras, exacerbada por el teletrabajo y el entretenimiento digital, reduce drásticamente la frecuencia de parpadeo.
- Contaminación ambiental y clima seco: La exposición a contaminantes atmosféricos, especialmente en ciudades densamente pobladas como Lima, irrita la superficie ocular. Además, el uso constante de aire acondicionado y ventiladores en oficinas y hogares disminuye la humedad ambiental, promoviendo la evaporación de las lágrimas.
- Disfunción de las glándulas de Meibomio (DGM): Esta es la causa más común del ojo seco evaporativo (la lágrima se evapora muy rápido).
Los síntomas que nunca deben ignorarse incluyen la persistente sensación de arenilla o cuerpo extraño, ardor, picazón, enrojecimiento ocular, sensibilidad a la luz (fotofobia), y, paradójicamente, episodios de lagrimeo excesivo (un reflejo ante la irritación).

¿Cuáles son los tratamientos de vanguardia? Más allá de las lágrimas artificiales
Históricamente, el tratamiento primario ha sido el uso de lágrimas artificiales. Sin embargo, para los casos moderados a severos, especialmente aquellos causados por la Disfunción de las Glándulas de Meibomio (DGM), la oftalmología moderna ofrece soluciones innovadoras que abordan la raíz del problema: la inflamación y la mala calidad de la lágrima.
- Luz pulsada intensa (IPL) oftálmica: Este tratamiento no invasivo aplica pulsos de luz en la piel alrededor de los párpados. La energía de la luz ayuda a licuar las secreciones oleosas obstruidas en las glándulas de Meibomio, disminuye la inflamación y elimina los vasos sanguíneos anormales y algunas bacterias que contribuyen al problema.
- Sistemas de calor y expresión glandular: Dispositivos especializados aplican calor controlado directamente sobre los párpados (desde la parte interna y externa) seguido de una suave presión (masaje) para desobstruir mecánicamente las glándulas de Meibomio, restaurando el flujo del aceite lipídico natural.
El ojo seco no es una «molestia normal», es una enfermedad crónica que puede limitar actividades diarias y, si no se trata, dañar la superficie ocular. La consulta temprana con el oftalmólogo es clave para un diagnóstico preciso y para acceder a estos tratamientos de última generación que pueden restaurar la calidad de vida y el bienestar visual.