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Dentro de las operaciones destinadas a reducir la presión intraocular y proteger el nervio óptico, se encuentra la trabeculectomía. Se trata de una intervención que crea una pequeña vía de drenaje para que el humor acuoso salga del ojo con mayor facilidad, ayudando así a controlar el glaucoma.

Sin embargo, el éxito de esta cirugía no depende únicamente del procedimiento en sí, sino también de los cuidados posteriores. Durante las primeras semanas, el ojo puede presentar enrojecimiento, visión borrosa o una leve sensación de arenilla, síntomas esperables dentro del proceso de recuperación. Saber cómo actuar y reconocer las señales de alerta puede marcar la diferencia en la salud visual a largo plazo.

Cuidados esenciales después de la cirugía

Tras una trabeculectomía, el oftalmólogo suele colocar un protector ocular que debe mantenerse durante las primeras horas o incluso días, según la indicación médica. En este periodo, es fundamental evitar frotarse los ojos, agacharse bruscamente o levantar objetos pesados, ya que estas acciones pueden alterar la presión interna del ojo o afectar el sitio de drenaje.

El uso de gotas antibióticas y antiinflamatorias forma parte del tratamiento posoperatorio. Estas ayudan a prevenir infecciones y a controlar la inflamación, lo que favorece una cicatrización adecuada. Como explica la American Academy of Ophthalmology (AAO), el seguimiento médico regular es crucial: “Las revisiones posteriores a la cirugía permiten ajustar el tratamiento y garantizar que el nuevo canal de drenaje funcione correctamente”.

Durante las primeras semanas, es posible notar cierta sensibilidad a la luz o un lagrimeo constante. En la mayoría de los casos, estos síntomas mejoran de manera progresiva. Dormir boca arriba y utilizar gafas oscuras al salir al exterior también puede contribuir a proteger el ojo en proceso de recuperación.

Qué esperar durante la recuperación

El tiempo de recuperación varía según cada paciente, pero generalmente se extiende entre 4 y 8 semanas. En este periodo, el médico controla que el flujo de humor acuoso se mantenga estable y que la presión ocular se reduzca sin causar efectos secundarios. En algunos casos, puede ser necesario realizar pequeñas revisiones en consultorio para ajustar el drenaje o retirar puntos de sutura.

Aunque los resultados suelen ser favorables, la trabeculectomía no garantiza la recuperación de la visión perdida, sino que previene un mayor daño al nervio óptico. Por ello, es esencial mantener los controles oftalmológicos a largo plazo y seguir todas las recomendaciones médicas, incluso una vez finalizada la etapa posoperatoria.

De acuerdo con la Glaucoma Research Foundation, los pacientes deben estar atentos a síntomas inusuales como dolor intenso, secreción, pérdida repentina de visión o aumento brusco del enrojecimiento, ya que podrían indicar una complicación que requiere atención inmediata.

Tu salud visual, una prioridad constante

Recuperarse de una trabeculectomía requiere paciencia, cuidado y un acompañamiento médico cercano. Cada indicación cuenta: desde la forma de aplicar las gotas hasta la frecuencia de los controles. Cumplir con estas pautas no solo favorece el éxito de la cirugía, sino que también ayuda a conservar la visión y la calidad de vida.

En Glaucoma Lima Center, nuestro equipo de especialistas en glaucoma está preparado para acompañarte en cada etapa del proceso, desde la evaluación inicial hasta la recuperación posquirúrgica. Si has sido diagnosticado con glaucoma o necesitas una segunda opinión, agenda una consulta con nosotros y recibe una atención personalizada enfocada en el cuidado integral de tu salud ocular.

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